La mamá perfecta

Dec 01, 2022

Yo misma digo que dejemos de HACER-HACER y estemos en el SER ¿Qué porcentaje de la población realmente lo hace?  Lo desconozco y a decir verdad, en estos momentos no me importa.

Estoy aquí para confesarte que constantemente huyo de mi:  de mis pensamientos, de mis emociones...  ¿En dónde me refugio?  En lo que se hacer mejor:  trabajar, ser productiva.  Reconozco que en algún momento me convencí que podía ser mejor.  Mejor que cualquiera de mis amigas, de mis compañeras, mejor que cualquier mamá, mejor que mi mamá.  Ahí esta, lo he dicho.

¿Cómo poder ser mejor? Siendo la mamá perfecta. Aún recuerdo hace 10 años diciéndolo a Marilú mi terapeuta:  "Quiero ser la mamá perfecta."  Ella me cuestionaba, me invitaba a reflexionar que esto era imposible.  En realidad lo imposible para mi en esos momentos era el que no lo pudiera ser.  "Debe de haber alguna fórmula que aún no la he encontrado.  Un libro, un experto, otra maestría..."  Yo estaba convencida que así debía ser.  Que habían trucos, estrategias, tips fáciles-o no tan fáciles- para aplicar en los hijos para que me hicieran caso.  Sólo tenía 3 hijos en ese momento y una que estaba en camino.

"Ella no sabe nada.  No me entiende."  Pensaba yo cada semana en las sesiones que teníamos a las que llegaba yo con mi pluma y libreta listas para escribir paso a paso lo que debía hacer, según la experta.  Ella había sido ampliamente recomendada por muchas conocidas, así es que sin duda debería tener la fórmula que funcionaba o por lo menos, el camino a seguir. Después de varias sesiones, fue una desilusión darme cuenta que, si la tenía, no la quería compartir.  Le di las gracias y seguí yo sola.

Fue hasta el momento en que encontré un modelo de paternidad que me hizo empezar a despertar.  Este modelo canadiense se basaba en "escuchar tu voz interior".  Recuerdo que me decía:  "¿Escuchar mi voz interior?  ¿Cuál voz?  ¿La que me dice consiéntelos demasiado, sin límites o la que me indica que debo ser más estricta?"  Estaba verdaderamente perdida.  La teoría sonaba espectacular, pero poderlo poner en práctica con ahora 4 hijos era todo un reto.

Recuerdo una vez en el pasillo de la entrada de mi casa que mi esposo Gustavo me comentó algo que para mi fue muy hiriente, pero estaba acompañado de mucha verdad:  "¿Por qué no pones en práctica lo que predicas del vínculo familiar?"  Se sintió como una flecha en llamas directo al corazón, él lo sabe, pues en ese momento le respondí:  "No se vale que me critiques sobre cómo soy de mamá.  Mira si vieras que no hago otra cosa más que ver la TV, estoy de acuerdo.  Tu sabes que estoy trabajando para ser una mejor mamá."  Ahí está el problema.  Aquí te lo confieso a unos días de terminar el año:  mi problema es que trabajo y trabajo MUCHO.  ¿Qué hay de mi sentir?  ¿De mis reflexiones interiores?

Hoy decidí hacer algo que hace mucho no hacía y, a decir verdad, en este momento a minutos de que se cumpla la media noche, no se si lo voy a compartir en público.  Sin embargo, decidí ser más transparente.  Al menos conmigo misma, reconocer lo mucho que me duele no ser la "mamá perfecta" que alguna vez en una fantasía de niña pequeña creí que podría ser.

No me gusta estar sola y es porque no me gusta entrar en mí.  ¡Disfruto tanto estar afuera!  Con amigas, haciendo nuevas amigas, apoyando a mamás, haciendo ejercicio, trabajando...  ¡Me fascina mi trabajo!  El problema no es el trabajo en sí, sino que para mi es huir de mi realidad, es huir de mi.  Hoy logré escribir unas líneas sobre esto.  Siento mi cuello tenso, a pesar de haber disfrutado de 2 copas de vino, carnes frías, quesos y m bebida favorita:  agua mineral sabor a granada.

No me gusta estar sola, pero hoy he decidido darme un tiempo cada día para mis reflexiones.  Espero que lo logre...

Roxana :)